Friday, March 13, 2009

Fiat Uno "fato in Italia"

El taxi era un Fiat Uno fato in Italia, practicamente un zapato, compacto a penas para dos y que milagrosamente podía cargar cinco pasajeros. Tu desgraciada fiel a tu estilo caiste dormida, yo mal o bien mantuve los ojos abiertos tratando de tener mi primer contacto oficial con la venezia de america. Dale gracias al cielo, desgraciada, que tenemos el culo flaco porque sino hubieramos ido apretados y esto te hubiera causado malestares a tu ego de princesita de Disneyland Europe. Aun así reclamaste por que hacia calor, la música estaba alta, y lo rapido que conducia el taxista, a quien despues describiste como el típico macho venezolano. Lo interesante del viaje en el taxi no fue tu intransigencia sino mas bien el recorrido para llegar a Chorin.

Para llegar a Chorin hay que atravesar por el parque nacional Henri Pittier. El tal Henri Pittier de acuerdo a Wikipidia-PUNTO-COM es un biólogo suizo que llego a Venezuela en 1917 y la hizo de Darwin aparte de mejora la raza. Tu cabrona, cabra, hija de los cielos de la desgracia nunca me dijiste quien era el tío Pittier. Solamente abriste los ojos y me dijiste que teníamos que pasar por el parque para llegar a Chorin, que no faltaba mucho y que me durmiera si quería. Lo más interesante del dato es que el parque es una montaña de altas dimensiones que ofrece una experiencia única para el thrill seeker ósea yo por sus espectaculares caminos y constante curvas. En cuanto comenzó la ascensión el taxista se transformo en James Bonds y empujo al Fiat a su limites llevándolo incluso al borde de un head-collition con una Ford Explorer. Anda saber si el taxista es igual de desgraciado que tu (¡que no lo dudo eh!) y quería meterme miedo porque me vio tan interesado en el recorrido. No lo consiguió mejor termino arruinándole las balatas al carro fatto in Italia, y aparte encabrado por no conseguir su objetivo. Dado los hechos aquí narrados, me hice de mi intransigente humildad y dí al taxista una propina y las gracias por ofrecerme cuanta valiosa experiencia. Ni tuvo la amabilidad de darme las gracias, no hizo falta las gracias él ya las había hecho.

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