Friday, March 13, 2009

En Maracay ¿y ahora qué?

Bueno desgraciada llegamos a Maracay ¿y ahora qué? Pregunte con intransigencia, duda, y curiosidad a la vez. Me sonreíste y dijiste que teníamos que coger un taxi para que nos llevara a Choroni, ¿A dónde? Pregunte intrigado por el nombre… A Choroni güey, a Choroni güey ahí es donde te dije que esta la playa donde te quiero llevar.

No me fije en los miles de bolívares que costaba el taxi simplemente acepte. Llevaba casi 24 horas viajando, empecé con mi auto, dos aviones de Mezzicana de Aviación, dos micros, dos metros, y no quería repetir medio de transporte tampoco podía alquilar una helicóptero por eso opte por el taxi. Sin importarme el precio dije «dale vamos» al final me importaba ir cómodo aunque volvía a mi ingenuidad de siempre. Nunca me imagine que el taxi en donde viajaríamos tendía todas las características de un taxi sudamericano. Para empezar la flota de taxis no era muy prometedora, se asemejaba a un plantilla de taxis marroquís, autos modelo noventa, polvorientos y accidentados hasta que mas no da. Ni un amor por el auto o el instrumento del sustento, manéjelo, ensúcielo, y destrúyalo no se preocupe por lavarlo. Otra el taxi era compartido ósea que para que el taxista arrancara la maquina necesitaba cuatro pasajeros. Cuando llegamos éramos tres, hiciste uso de tus encantos para que no esperar al cuarto tripulante, pero fue inútil tuvimos que esperar 15 minutos para que llegara un hombre chaparro, gordo y de paso pelón para que el chofer encendiera la maquina.

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