Friday, March 13, 2009

El Metro de Caracas (Futuro Espacio para la Biblioteca Nacional de la Republica Bolivariana)

Llegamos a la estación de metro Gato Negro. Que mejor manera de quitarme el mal humor del viaje en el micro. Sabes bien que me encanta el transporte público subterráneo. Por cierto Darling sabes muy bien que no visito países que no tienen metro, subway, underground, or subte. Que chiste tiene andar en una ciudad y que esta no tenga un tren subterráneo. Las ciudades que tienen subterráneo son las que están más cercas del infierno, su proximidad es casi maquiavélica y merece ser estudiada a fondo. Yo no tengo tiempo para conducir dicho estudio además soy químico, pero tu desgraciada que te las das de erudita podrías emprender este seria tarea y así quizá logras algo en tu vida. Te agradecí el detalle de traerme a la estación del Gato Negro la cual fue mi primera experiencia con la anti-tesis de los venezolanos, orden y la inexistencia de la bulla. La paz que reinaba en la estación era casi como la de una biblioteca, y esto después de la experiencia del micro me pareció formidable y digno de ser contado.

Porque se hace cola para subirse al metro en Caracas, tuvimos que esperar el tercer anden para poder trasladarnos a la estación de autobuses no sin antes viajar siete estaciones, transbordar y viajar otras tres más. A mí el transporte subterraneo me relaja aunque debo contarte que el metro de Caracas me pareció algo snob. Creo que de ahí parte tu actitud de princesa que te cargas y vuelve loco a tus amantes. Sabes que siempre me gusta conocer más a mis amigos y el underground caraquense me ha ayudado para empezar a entender tu condición de insolente, y evolucionar la teoria de la vaina.

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