La primera mentira

Fue tan fácil encontrarte en el aeropuerto. Por tus piernas popote te reconoci, te quize sorprender pero me pillastes primero. Saltamos de alegria, hablamos de todo, caminamos en circulo, te dieron ganas de orinar, venga acepte conocer el camino al baño antes de irnos. Nos falto pelearnos, jalarnos los pelos, criticar nuestros estilos de vida –aun cuando sabemos que somos personas con el mismo maldito ADN deamonico. Me prometiste llevarme por toda la capital de la Republica Bolivariana, pero incistite primero llevarme a una playa paradisiaca. Me tenias en bobado y acepte. Las tres horas de viaje hasta esta playa fuera de serie no me parecieron mal teníamos tanto que hablar que el tiempo pasaria volando.