Friday, March 13, 2009

Oscar de Leon (La Memoria de Don Francisco acechandome)

El viaje en el bus, camión, guagua, o micro es relativo, y no tiene nada que ver con viajar en ómnibus, autobús, coach, o cualquiera de esos medios de transportación de carretera con televisión, ventanas panorámicas, y asientos cama. Por eso cuando me dijiste que cogeríamos un bus de Caracas a Maracay pensé que viajaríamos en clase executiva, y yo podría disfrutar del paisaje. Me convenciste todavía más cuando me dijiste que el viaje duraría una hora y de ahí a Chorin era otra hora.

¡Embustera!
¡Gonorrea!
¡Hija de la Chingada!
¡Boluda!
¡Degraciada!
¡Mal gastadora del tiempo!

Subimos otro micro, idéntico al del aeropuerto-Caracas solo que en esta ocasión no se subió el vendedor ambulante y en vez de Chayane tuvimos que escuchar a todo volumen la colección de Oscar de León. Tu tranquila quedaste dormida yo por mi lado volví a recordar los días cuando veía a Oscar de León en Sábado Gigante. El viaje no duro una hora sino casi tres, mi culo estaba lizo, mis piernas agarrotadas, pero de alguna manera u otra seguía sintiéndome libre aunque quería reclamarte la mentira. Te mire dormida y pude ver tu intransigente espíritu burlándose de mi. Fue donde me di cuenta que andabamos en otra vez de malditos y degraciados.

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